¿Cuántas veces nos quedamos estáticos y de pie frente a puertas que se cerraron o que nunca se abren. Miramos con dolor y deseo aquello que suponíamos estaba del otro lado de la puerta y ante la negativa, inmediatamente nos volteamos a ver a nosotros mismos cuestionandonos y asegurándonos que si no se abrió, pues fue por nuestra por culpa. ¿Cuánto dolor hay en nuestros absurdos esfuerzos por no sentirnos menos? Y es que somos tan creativos cuando se trata de sabotear nuestra felicidad.  

Claro que hay que comprender que no todas las puertas son para nosotros, y que en nuestras rodillas hay 1,000 llaves de puertas que aún no han sido buscadas y encontradas. Florezcamos en nuestra voluntad de seguir buscando, porque te juro que hallaremos la probabilidad que tanto anhelamos. ¡ NADIE DEBERÍA DE CANSARSE DE BUSCAR! Creer que ya has buscado los suficientes, es creer que ya no hay nada nuevo que aprender y esto curiosamente se parece a estar listo para morir. Así que sigue buscando,si quieres sin decir nada, sin que nadie lo note, sin hacer ruido porque en este andar encontraremos puertas que nos esperan abiertas incluso antes de que lleguemos a ellas. No te acostumbres a quedarte con lo primero que la vida te da. La sabiduría también es aceptar que nos hace falta todo por aprender. Los mejores frutos crecen en la tierra del “QUIZAS". Perdiste todo en esta pandemia, menos a ti. Recuperate y sal a buscar, a provocar y crear nuevas oportunidades, siembra intenciones, cosechas miles de acciones.   

Sigue tocando puertas aunque tus nudillos estén marcados de tanto tocar. Aquello que se apagó de pie, se enciende de rodillas.   

Esto te manda a decir Dios:  

Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre. Apocalipsis 3:8

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