En 1970 una serie de horrendos crímenes en Santa Cruz de Tenerife conmocionaron a la sociedad del momento. La familia Alexander, procedente de Hamburgo, parecía poco convencional en sus actitudes y forma de relacionarse, pero nadie podía imaginar que aquellas rarezas acabarían desatando el horror. Años antes de los sucesos, el cabeza de familia se había afiliado a la llamada Sociedad Lorber, una suerte de corriente de pensamiento gnóstico cristiano, que incluía elementos esotéricos. Una secta basada en las presuntas visiones del profesor austríaco Jakob Lorber, quien, supuestamente recibía mensajes de carácter profético dictados por el Espíritu Santo. Dichas enseñanzas habían calado en la mente de Harald, el padre, cuyas creencias inculcó en su familia –y en especial en su hijo– hasta el punto de que participó en los asesinatos de su madre y sus hermanas. Para analizar este terrible suceso contaremos con la presencia del criminólogo Félix Ríos.