La semana pasada los pensionistas tomaron las calles de toda España. En Madrid llegaron incluso a las puertas del Congreso. Ese fue el epicentro de la protesta pero hubo réplicas en todo el país de Barcelona a La Coruña y de Sevilla a Bilbao. La manifestación tuvo un seguimiento masivo e inesperado. La policía ni siquiera estaba preparada para contenerla. Se quejaban de que la pensión que reciben es baja, de que ellos han pagado los platos rotos de la crisis y de que el Gobierno no se las revaloriza. Ninguna de las tres cosas es del todo cierta. Parte de razón llevan, claro, pero no toda. Que estén jubilados y que hayan trabajado toda la vida no es sinónimo de que siempre acierten. Los pensionistas cobran puntualmente su pensión, cosa que no es seguro que lo hagamos los que estamos trabajando ahora. El responsable es un sistema fraudulento e insostenible en el que mucha gente sigue creyendo a pies juntillas. Más en diazvillanueva.com