El PSOE sigue en el no, probablemente porque al final será no. Los socialistas se juegan demasiado en este envite como para cometer deslices de los que luego arrepentirse o que tengan muy difícil arreglo. Sánchez ha pasado del tacticismo del primer semestre a trazar una estrategia más a largo plazo, que tiene como objetivo decapitar al PP y ofrecer la cabeza de Rajoy como sacrificio en el altar del XXXIX Congreso del PSOE, que se convocará tan pronto como se haya formado Gobierno y el PSOE haya pasado oficialmente a la oposición. Haberse cobrado pieza tan preciada puede garantizarle la reelección como secretario general. Esa es su carta. La única que tiene.