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Esto es ingeniería - Comienzos de la siderurgia en España: Liérganes y La Cavada - 22/03/22
Los primeros altos hornos se instalaron en España a principios del siglo XVII para dotar a la marina de cañones y munición de hierro. El desarrollo de la artillería en los siglos anteriores propició una revolución tecnológica y una carrera armamentística de las potencias continentales. En este periodo surgen las primeras flotas de guerra nacionales y --como explica José Manuel Sanjurjo, vicealmirante retirado y miembro de la Real Academia de Ingeniería--, España no fue ajena a este cambio estratégico en el escenario bélico mundial. Las flotas se dotan de los buques de línea, armados con 70 cañones (más artillería que un ejército de 100.000 hombres). Los cañones de bronce, además de caros, no soportan la cadencia de tiro de las batallas navales y hay que recurrir al hierro. A principios del siglo XVII no había fundiciones de hierro en España y se trajeron expertos de Flandes para la creación de la primera empresa siderúrgica y armamentística española en las localidades cántabras de Liérganes La Cavada. A diferencia de las fundiciones británicas que empleaban carbón mineral, en Liérganes y La Cavada se empleó carbón vegetal, lo que limitó la producción y arrasó miles de hectáreas de bosques.
La batalla de Trafalgar puso fin al dominio español de los mares y las fundiciones dejaron de funcionar en 1835. Como pasó en tantas ocasiones --se lamenta José Manuel Sanjurjo-- perdimos la oportunidad de desarrollar una industria siderúrgica moderna y de sumarnos plenamente a la revolución industrial.
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