En esta serie de pódcast, que para algunos pueda parecer caótica, intentamos destapar las incógnitas sobre Rusia a través de historias de sus personajes tanto destacados como poco conocidos. Este país es más de lo que te dicen por ambos lados de la propaganda.
Un barco y el Robinson ártico: pequeñas historias de la Gran Guerra Patria
La historia que desvelamos hoy se diferencia del resto de los episodios que hemos sacado hasta ahora. Primero, porque son dos historias, más bien dos relatos con los que intentamos escabullirnos a través de la cortina de humo sin precedentes que se ha montado en los últimos años acerca de la Segunda Guerra Mundial y, concretamente, de la Gran Guerra Patria.
Para el público más fiel, el nombre del barco Aleksándr Sibiryakov ya es conocido por sus hazañas polares y la resistencia al hielo. Sin embargo, el barco acabó devorado por las aguas árticas, aunque lo hizo a su manera: luchó en una batalla desigual contra un crucero alemán sin arriar la bandera.
El otro protagonista no es ni general ni ingeniero ni explorador ni tampoco el hijo de un emperador. Es un fogonero. Se llama Pável Vavílov y fue el único que logró salvarse del Sibiryakov sin caer en cautiverio hitleriano. Empero, el coste fue el siguiente: pasó más de un mes en una isla deshabitada casi sin medios de subsistencia y en compañía de osos polares. Sobrevivió, pero no hizo gala de sus proezas y después de la guerra continuó con su servicio en el Ártico.
Lanzamos esta edición de 'Huellas Rusas' sin vincularla al 9 de mayo, Día de la Victoria. Lo hacemos adrede. Porque la memoria no tiene por qué estar sujeta a una fecha especial.