kaizen está hecho para curiosos compulsivos, un podcast sobre aprendizaje continuo en el que te acerco a ideas, técnicas y personas fascinantes que nos permiten entender el mundo cada día un poco mejor.
#166 Toma de decisiones (VII): Resolución de problemas - pastores, Steve Jobs y la consultoría
(NOTAS Y ENLACES COMPLETOS DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/166-toma-de-decisiones-vii-resolucion-de-problemas-pastores-steve-jobs-y-la-consultoria/)
Una mañana, un pastor salió con su rebaño de ovejas y sus dos perros hacia un prado. Pasadas unas horas, ve acercarse a toda velocidad un coche caro, con las lunas tintadas, que frena bruscamente al llegar a su altura. Del coche baja un tipo vestido impecablemente, traje italiano, camisa perfectamente planchada y zapatos brillantes. Se acerca al pastor y le dice: «señor, le hago una apuesta: si soy capaz de decirle el número exacto de ovejas de su rebaño, me quedo dos de ellas». El pastor, entre atónito y entretenido, se encoge de hombros y acepta la apuesta.
Acto seguido, el hombre del traje abre el maletero del coche, saca una antena parabólica con la que se conecta a un satélite y empieza a tomar fotos aéreas del rebaño que después procesa en su ordenador con un programa desarrollado por la inteligencia israelí. 15 minutos después se acerca al pastor y le dice: «tiene usted 172 ovejas»
- «Es cierto, ése es el número» - responde el pastor
- Orgulloso, el tipo del traje le dice: «Estupendo. Entonces he ganado la apuesta, me llevo dos ovejas». Y sin esperar la respuesta del pastor agarra a los dos animales más cercanos a él y se encamina al coche.
El pastor le mira sonriente y antes de que meta a los animales en el vehículo le dice: «discúlpeme, caballero, pero usted es consultor, ¿verdad?» El hombre se queda asombrado y responde «Efectivamente, ¿cómo lo ha sabido?».
– «Bueno, no ha sido demasiado difícil. En realidad lo supe por tres cosas»
– «¿Por cuáles?», pregunta el consultor.
– «La primera es que ha venido sin que yo le llamara. La segunda es que me dijo algo que yo ya sabía. Y la tercera es que no sabe absolutamente nada de mi negocio, porque lo que se está llevando son dos perros»
No nos vamos a engañar: el chiste es malo y la consultoría suele ser un blanco fácil. Espero que me lo perdone cualquier oyente consultor. Yo tengo una relación de amor-odio con la consultoría, quizás más de lo segundo que de lo primero. Sobre el papel me parece que puede ser un trabajo fascinante, pero tengo muchas reservas sobre cómo suele llevarse a cabo. Algunas de ellas son muy parecidas a las que dijo Steve Jobs en una ocasión, cuando dio una charla en el MIT y preguntó al público: «¿Cuántos de vosotros trabajáis en consultoría?» Al ver las manos levantadas, su respuesta fue «Uy, eso es malo», lo que provocó una carcajada entre los asistentes. Y después, al más puro estilo Jobs, se despachó a gusto: «Deberíais hacer algo. No, en serio, no creo que haya nada inherentemente malo con la consultoría. Pero pienso que sin ser el dueño de algo a lo largo de un periodo extenso de tiempo, de al menos unos años, que es cuando tienes la oportunidad de hacerte responsable de tus propias recomendaciones, cuando tienes que ver cómo resultan esas recomendaciones y acumulas cicatrices por los errores cometidos y te levantas de nuevo y te sacudes el polvo cada vez que caes, sin todo eso, sólo aprendes una pequeña fracción de lo que podrías aprender».
Dicho todo esto, me parece de verdad que puede ser una profesión fascinante, en la que además trabajan muchas personas enormemente inteligentes y donde se desarrollan herramientas y maneras de pensar que nos vendría muy bien conocer a todos. Es más, el capítulo de hoy lo vamos a dedicar a algunas de esas herramientas para tomar mejores decisiones. Que Jobs nos perdone.
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