Podcast del programa icónico de la televisión cubana Vale la pena, con el sicólogo Manuel Calviño, formador de varias generaciones de psicólogos, comunicador por excelencia y orientador del pueblo.
¿Por qué algunas explicaciones no funcionan?
Las explicaciones - su búsqueda, elaboración y defensa – forman parte de nuestro día a día. Siempre necesitamos explicaciones. Constantemente nos piden explicaciones. Y todo hemos tenido la experiencia de tener explicaciones que no funcionan, que no convencen. ¿Por qué?
Le puede suceder a cualquiera
Estar convencido de que uno hace las cosas bien, no es razón suficiente para pensar que no le pueden salir mal en un determinado momento. La invulnerabilidad absoluta no existe, tener la certeza de ser invulnerable incondicionalmente tampoco es muy bueno. No olvidemos, como dice un axioma popular, que “a cualquiera se le muere un tío”
Aquí siempre se ha hecho así
Dos enemigos confesos del cambio: “aquí siempre se ha hecho así” y “yo lo hago así porque todo el mundo lo hace así”. En el trabajo, en la escuela, en cualquier ámbito de nuestra vida los podemos encontrar. Evítelos o seguirá donde mismo está. No avanzará.
El efecto Ño
Nuestras reacciones emocionales primarias tienen muchas cosas buenas. Pero, cuidado. Ellas tienden a favorecer “aceptaciones emocionales acríticas” y no siempre son buenas. Para nosotros los cubanos eso se expresa sencillamente: Ñooooo.
El efecto Cobra
Queremos resolver un problema, tenemos buenas intenciones, queremos que salga bien. Pero… la operacionalización de la solución no es buena, no se instrumenta adecuadamente. Resultado: el problema no solo no se resuelve, peor aún: se agudiza.
Reconsiderar
Negarse a reconsiderar una decisión puede ser un acto de injusticia, de falta de comprensión, de rigidez, incluso de soberbia. Las situaciones cambian, las personas cambian. No hay por qué aferrarse a algo que se decidió antes, si reconsiderarlo es mejor. Reconsiderar es de sabios.
No hay que ser el mejor
¿Hay que ser el mejor o ser mejor? Ser “el mejor” convoca a la competencia, a la separación, distanciarse de los demás. Ser “mejor”, por el contrario, es retarse a uno mismo, pasar de la competencia al crecimiento, al mejoramiento como seres humanos.
Los imperfeccionistas
Hay gente que quieren hacer las cosas con tanta perfección, que no logran hacerla. A estos les pedimos: “No hay que exagerar”. Pero hay otro que, en el polo opuesto, tienen por vocación hacer las cosas mal, siguiendo el principio de “matar la jugada”. Lo hacen mal sencillamente porque mal les parece más que suficiente. Esto, además de no ser necesario, son los imperfeccionistas.
Por la luz o por las manchas
En su hermoso ensayo “Los tres héroes”, Martí escribió: “Los hombres no pueden ser más perfectos que el sol. El sol quema con la misma luz con que alumbra. El sol tiene manchas. Los agradecidos ven la luz. Los desagradecidos ven las manchas" ¿No conoce Ud. a alguien de los que ven las manchas siempre y nunca ven la luz?
Al que le sirva el sayo
En la compleja situación que vivimos, sorteando escaseces y dificultades, aparecen personas que se aprovechan para obtener solo beneficios personales. No son todos, pero no son pocos. Y producen mucho malestar. Un jubilado de Educación, no hace un llamado de alerta y un llamado a la acción, a las personas y a las instituciones. Un llamado para favorecer el bienestar de la mayoría, para que ganemos todos.
La Sociedad del Afecto
La redención del afecto es el espacio vincular posible de una cultura de la liberación subjetiva, del enriquecimiento de lo humano. El malestar de la cultura sobreviene con el olvido del afecto. La sublevación de las emociones humanas, de los sentimientos vinculares, no puede esperar. La sociedad del afecto debería ser la de este siglo.
Operación equivocada
No hay dudas que los problemas medioambientales han de ser cuidados especialmente por los gobiernos. Pero nosotros, las personas reales y concretas, las y los sujetos cotidianos de la vida, tenemos mucho que hacer. Cuidar el ambiente en que vivimos, es cuidar nuestra propia vida.
Lo malo es cuando no hay
Que el trabajo por momentos genera tensiones, problemas a resolver, obstáculos a superar, no lo duda nadie. Incluso el exceso de trabajo impacta desfavorablemente sobre la salud. Pero de lo que tampoco parece haber duda alguna es que lo peor del trabajo, es cuando no hay.
¿Las cosas malas pueden empeorar?
Ciertamente, como sentencia una de las conocidas Leyes de Murphy, “nada es tan malo como para que no pueda empeorar”. Y… ¿Qué vamos a hacer? ¿Cruzarnos de brazos y dejar que empeoren? Mucho mejor es que hagamos lo que sea necesario para que ese posible empeoramiento no se produzca.
Todo tiene su momento
Hay cosas bien hechas que se hacen en un momento inadecuado y pierden mucho de su efecto positivo. Pueden hasta convertirse en cosas rechazadas. Adecuarse a los tiempos es una buena decisión. Al fin y al cabo, siempre hay tiempo para cada cosa.