kaizen está hecho para curiosos compulsivos, un podcast sobre aprendizaje continuo en el que te acerco a ideas, técnicas y personas fascinantes que nos permiten entender el mundo cada día un poco mejor.
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En Crisis
Únete al club: https://splendid.clubXavi Robles y Pedro Ample, dos emprendedores creativos, charlan sobre el paso del tiempo y de la pereza que da reinventarse. Cada semana reflexionamos sobre los temas que se cruzan en nuestro día a día y entrevistamos a profesionales que nos dan consejos y claves para surfear los momentos de crisis.Apúntate a Splendid y consigue acceso a comunidades exclusivas, episodios sin anuncios y contenido extra de todos nuestros podcasts: https://splendid.club Hosted on Acast. See acast.com/privacy for more information.
Ты – это важно
Подкаст «Ты — это важно» поможет вам взращивать самые важные чувства внутри: чувство любви к себе, здоровой ответственности и бережного отношения.А также разобраться в психологических процессах, чтобы плыть по жизни легко, ловя попутный ветер.
Ведь каждый из вас — самый важный человек в своей жизни.
А с гостями подкаста мы будем показывать их пути в психотерапии, для того, чтобы снять стигму с этого вопроса и сделать заботу о ментальном здоровье нормой.
Ведущая — Мицкевич Елена, практикующий психолог и автор блога @elens_wayПо вопросам рекламы и сотрудничества:
ads.mitskevich@gmail.com
Cuida Tu Mente
Los expertos del Tec de Monterrey brindan herramientas y consejos para potenciar una vida positiva; con conciencia en el manejo y configuración de las emociones que nos permita conectar con las personas cercanas y con la comunidad. Un programa con ejercicios y rutinas para ayudarnos a cultivar una vida plena. Un podcast de Tec Sounds.
#171 Doce aprendizajes de una década
(NOTAS Y COMPLETAS DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/171-doce-aprendizajes-de-una-decada/) El de hoy es un capítulo más personal de lo habitual. Por decirlo de alguna manera no es «de los de aprender». O no al menos como habitualmente. Porque se me han acumulado algunas cosas de las que quería hablarte antes de que la semana que viene termine esta temporada del podcast y yo me tome un muy necesario parón veraniego (al menos para mí) y he pensado en juntar todo ello en este capítulo, casi a modo de popurrí. Y es curioso, porque hace ahora cuatro años casi exactos publiqué uno similar, en el que te contaba que dejaba BlaBlaCar y cambiaba de trabajo. Y aunque en algunas cosas los capítulos se parezcan, la película ha cambiado bastante en este tiempo. Por aquel entonces yo tenía novia, aunque no vivíamos juntos aún, y había lanzado tres meses antes un podcast, éste, que apenas tenía unas 500 descargas por capítulo. Y creía, además, que tras la época de maravillosa locura que había sido BlaBlaCar, mi vida se iba a tranquilizar un poco. Me equivocaba. En lo profesional, aterricé en una empresa que se llamaba mytaxi y que un mes después cambió de nombre a FREE NOW. Llegué como Director General para España y con algunos retos interesantes, tanto en el equipo como en el negocio. Y apenas 10 meses después, cuando ambas cosas estaban bastante encauzadas, llegó la pandemia. Resulta que si tu negocio consiste en mover personas y nos tenemos que encerrar todos en casa, pues por lo que sea se complica la cosa un poco. Mira tú. Pero salimos adelante, y el caso es que una pandemia, una fusión empresarial, tres jefes, cuatro puestos distintos y unos cuantos viajes después, acabé siendo Director General para el oeste y sur de Europa, o lo que es lo mismo, para Reino Unido, Francia, Italia, Portugal y España. Una mezcla curiosa. Bueno, pues eso era hasta la semana pasada, que fue mi última en FREE NOW. Ha sido una experiencia muy intensa, pero muy bonita, de la que me llevo la alegría y el honor de haber trabajado con mucha gente increíble. Por otro lado, y mucho más importante, aquella novia de hace cuatro años y yo nos fuimos a vivir juntos pocos meses antes de que llegara esa misma pandemia. Bueno más bien se vino ella al piso en el que yo vivía y que era estupendo para una sola persona o incluso para dos que trabajaran todo el día en una oficina. Pero que quizás era ligeramente pequeño para estar ambos encerrados primero y teletrabajando después. A pesar de ello, no sólo no nos matamos, sino que hace ahora poco más de un año descubrimos que íbamos a ser padres. Así que dos años y pico teletrabajando desde la misma mesa en la que comíamos, unas obras más largas que las de El Escorial en mitad de la serranía de Cuenca, un embarazo, una mudanza, una boda y un parto después, aquí estamos, con una pequeña dictadora de casi cinco meses de edad gobernando nuestra casa. Y esto sí que es para toda la vida. Y en cuanto a ese podcast que empezaba hace algo más de cuatro años, pues posiblemente sepas que se me fue un poco de las manos. Lo que eran unas 500 descargas por capítulo en la semana de estreno son hoy unas 12.000. En total, cerca de cuatro millones y medio de descargas en cinco temporadas casi completas, distribuidas en 171 capítulos. O lo que es lo mismo, unas 72 horas de contenido. Como si me pusiera a hablarte, sin parar, durante tres días. Y por si me quedaban cosas por decir, con un libro recién publicado y con esa gamberrada que hacemos mis queridos Javier González Recuenco, Cris Carrascosa y yo. Y así llegamos al día de hoy, sin trabajo, con una hija recién nacida, unos cuantos proyectos paralelos y una pregunta que todos nos hacemos a veces: ¿y ahora qué? Y la verdad es que no lo sé. Es una pregunta que me hago desde hace tiempo y aún no tengo respuesta. Hay quien me ha sugerido que por qué no me dedico en exclusiva al podcast. Y es tentador, pero creo que no valgo para hacer una sola cosa y tengo cierto miedo de que de convertir este hobby en una responsabilidad aún mayor acabara quemándolo. También doy clases y charlas en empresas y eventos y las disfruto mucho, pero no son suficientes como para vivir de ellas. Quizás combinándolo todo… pero… tengo la sensación de que entonces echaría de menos otras cosas. ¡Así de inconformistas somos los humanos!. Pero bueno, de momento tengo un plan, bastante simple, pero un plan, al fin y al cabo. Como mis últimos 10 años han sido una (maravillosa) locura, me he autoimpuesto calma y tiempo para disfrutar de este momento. Me voy a dedicar a hablar con gente, ver qué proyectos surgen y cuáles me atraen y, de paso, entender qué echo de menos y qué no de la vida que he llevado en la última década. Y mientras tanto, voy a aprovechar para potenciar el podcast, las clases, las charlas, seguir promocionando el libro… y, sobre todo, ejercer de padre. Algo me dice que no me voy a aburrir. Así que para todo esto, para proyectos, podcasts, charlas, clases… para todo menos para otra paternidad, que con esta tengo suficiente de momento, si crees que tiene sentido que hablemos, aquí estoy. Y dado que ahora empiezo este periodo de intentar entender cuál es ese siguiente paso, he pensado que éste era un buen momento para tratar de reflexionar sobre estos últimos diez años y contarte algunos de mis aprendizajes. Y me he puesto a escribir y han salido doce, como podrían haber salido veinticinco, pero en algún punto había que cortar. He intentado que sean lo más generales posible, y por eso no he entrado en aspectos más personales o más específicos de mi edad y mi etapa vital, como tener o no tener hijos, casarse, y todas esas cosas que, si te interesa, podemos tratar otro día. ¿Te gusta kaizen? Apoya el podcast uniéndote a la Comunidad y accede a contenidos y ventajas exclusivas: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/comunidad-kaizen/
#170 Mariano Sigman: reflexividad, realismo mágico y el poder de las palabras
(NOTAS COMPLETAS DEL CAPÍTULO Y ENLACES AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/170-mariano-sigman-reflexividad-realismo-magico-y-el-poder-de-las-palabras/)La de hoy es la última entrevista de esta quinta temporada de kaizen y la vamos a dedicar a un perfil muy kaizen. A alguien que no atiende mucho a esas divisiones que tendemos a hacer los humanos entre disciplinas. Como él mismo me dice en la entrevista, se ha pasado su vida tratando de responder a las mismas preguntas que se lleva haciendo desde niño. Esa búsqueda de respuestas le ha llevado por múltiples caminos. Porque Mariano Sigman es licenciado en Física, pero acabó doctorándose en neurociencia y convirtió su laboratorio en un espacio donde se mezclan investigadores en computación, medicina, física, biología, matemáticas, lingüistica, antropología, arte, música… Junto al artista Mariano Sardón, ha trabajado en obras que han sido expuestas en museos de medio mundo y que nos hablan de la memoria, la percepción, el juicio a los demás o el tiempo. Incluso, en un ejercicio de superación que envidio, se convirtió en el sujeto de su propio experimento al empeñarse en aprender a cantar y tocar pese a que, según él mismo dice, era completamente inútil para la música. Y lo hizo hasta acabar grabando un disco. Casi nada.En nuestra charla, Mariano y yo hablamos de muchas cosas, empezando por un tema que nos ha llevado varios capítulos esta misma temporada y que, conociéndome, seguramente volverá: nuestras conversaciones con nosotros mismos. Y es que él publicó el año pasado un libro llamado El poder de las palabras. Pero no es de lo único de lo que hablamos, ni mucho menos. Charlamos sobre los recuerdos, sobre el papel de la ficción en nuestras vidas, sobre perfiles híbridos, también, o sobre cuánto de confiable es nuestra percepción de la realidad, entre otros muchos temas. ¿Te gusta kaizen? Apoya el podcast uniéndote a la Comunidad y accede a contenidos y ventajas exclusivas: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/comunidad-kaizen/
#169 El arte de vivir - Montaigne (III): viajes, autenticidad y ataraxia
(NOTAS Y ENLACES COMPLETOS DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/169-el-arte-de-vivir-montaigne-iii-viajes-autenticidad-y-ataraxia/) Hoy volvemos una vez más a Montaigne, para rematar esta trilogía que le hemos dedicado en nuestra búsqueda de ideas sobre cómo vivir, a partir del estupendo libro de Sarah Bakewell, cuyo título encaja bastante bien porque se llama «Cómo vivir. O una vida con Montaigne en una pregunta y veinte intentos de respuesta».Que terminemos esta trilogía no quiere decir en absoluto que nos terminemos a Montaigne porque es casi infinito ya que, como veremos hoy, todos le seguimos añadiendo de todo. Y es que, como te decía en los capítulos anteriores, Montaigne nació hace casi cinco siglos, pero ha sido reinterpretado una y otra vez por todas las generaciones que lo han leído desde entonces y todas han sentido que de alguna forma les hablaba a ellas. El suyo es un caso extraño, el de alguien que escribía cuanto se le venía a la cabeza sobre su vida, sin aparentemente adornarla demasiado ni preocuparse por lo que otros podrían pensar. Eso, en su época era casi único: si alguien escribía unas memorias lo hacía para ensalzar su propia figura y para destacar los eventos más importantes de su vida, lo que no dejaba casi espacio para reflexiones sobre los aspectos más mundanos y sencillos de la vida. Hoy sin embargo podríamos decir que es casi al revés: de una forma u otra, nos exhibimos casi todos de forma constante en todo tipo de medios y redes, mostramos dónde comemos y con quien o les contamos nuestras penas a quienes se cruzan con nuestros mensajes, nos conozcan o no. Algunos hasta hacemos podcasts. Pero esas también son realidades embellecidas, filtradas y seleccionadas. Montaigne no parecía hacer ni una cosa ni la otra. Seguro que omitió unas cosas y adornó otras, pero la sensación que deja es la de alguien poco preocupado por eso, simplemente entretenido con sus propios pensamientos, que decide dejarlos por escrito, independientemente de si son profundos o superficiales. En los dos capítulos anteriores, repasamos buena parte de esas respuestas a esa pregunta sobre cómo vivir que Bakewell encuentra en la vida y en los Ensayos de Montaigne. Cubrimos más o menos los dos primeros tercios. En el primero, hablamos de cómo vivir sin preocuparse de la muerte, de cómo nuestra perspectiva del mundo está sesgada y limitada, de los efectos de vivir habiendo sido criado de una forma diferente. También hablamos de la importancia de leer mucho, pero sin poner a los autores en pedestales; de la curiosidad como motor de la vida, de cómo vivir con atención. Y de cómo lidiar con los vaivenes que nos encontramos en nuestro camino, apoyándonos en las enseñanzas milenarias del estoicismo, el epicureismo y el escepticismo. En el segundo capítulo nos adentramos en otras partes de la vida de Montaigne, algunas más criticables que otras. Hablamos sobre la importancia de preservar un espacio físico y mental propio, para nosotros mismos, aunque en el caso de Montaigne fuera también una forma de escaquearse de sus responsabilidades domésticas. Tratamos también la importancia de ser sociables, de ser capaces de conversar sobre cualquier tema, como una vía de aprendizaje, pero también como una vía para conectar con los demás. En eso de conectar con los demás, vimos también cómo Montaigne se empeñaba en apostar por la confianza. Lo hacía físicamente, manteniendo abiertas las puertas de su castillo incluso en los momentos álgidos de las guerras religiosas en Francia; pero también filosóficamente porque vivía convencido de que todos pertenecemos a algo mayor y compartido, no sólo entre los seres humanos, sino con todos los demás seres vivos. Aunque aquello no era únicamente una forma de conectar con otros, sino también una manera de exponerse él mismo a otras ideas y perspectivas. Mucho de lo que vimos en esos dos capítulos era extraño en tiempos de Montaigne. Pero es que, precisamente, esa va a ser la primera de las respuestas a cómo vivir de la que vamos a hablar hoy: «haz algo que nadie haya hecho antes» ¿Te gusta kaizen? Apoya el podcast uniéndote a la Comunidad y accede a contenidos y ventajas exclusivas: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/comunidad-kaizen/
#168 La estructura del mundo (IX): ¿Cuál es nuestro problema? - 2ª parte
(NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/168-la-estructura-del-mundo-ix-cual-es-nuestro-problema-2a-parte)Hay un tipo de mirada que uno aprende a reconocer con la edad. Es una mirada entre cansada e introspectiva. Es fácil encontrarse con ella a primera hora de la mañana de cualquier sábado o domingo en una gran ciudad. Quienes miran así suelen llevar el pelo despeinado y la misma ropa, ahora arrugada, con la que salieron la noche anterior. Caminan despacio, con unas preguntas marcadas en la frente. Normalmente, es la misma que les asaltó un rato antes, al abrir los ojos y encontrarse en una cama ajena. «¿Qué ha pasado? ¿Cómo he llegado aquí?» Algo parecido nos ha sucedido a todos alguna vez. Hay noches que acaban así. Los estadounidenses tienen un nombre maravilloso para ese trayecto de vuelta a casa: the walk of shame, «El paseo de la vergüenza». Puede ser porque esa mirada encierre algún arrepentimiento o, más frecuentemente, por la simple sospecha de que todo el que se cruza con nosotros sabe que no sabemos cómo demonios acabamos así. Por lo general, aquellas noches y aquellos paseos, suelen terminar como anécdotas que uno recuerda con una mezcla de pudor, simpatía y nostalgia al llegar a la edad de reconocer esa mirada en otros, cuando tu vida adulta te lleva a comprar el pan o pasear al perro a las 9 de la mañana de un domingo. Pero, ¿cómo es el paseo de la vergüenza de las sociedades? Quiero decir, en mitad de las crisis económicas, el desengaño político, la amenaza climática o la inestabilidad internacional que llevamos ya unos cuantos años viviendo, cada vez más tengo la sensación de que colectivamente nos empezamos a mirar los unos a los otros con las mismas preguntas en la cara: ¿Qué ha pasado? ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?Hace unas semanas empecé a hablarte del libro de Tim Urban, What’s Our Problem?, «¿Cuál es nuestro problema?», en el que él trata de descifrar cómo hemos llegado hasta donde hemos llegado. Aquel capítulo lo terminamos con la sociedad dividida en dos. Con las piernas hundidas hasta las rodillas en el barro. Y con cada uno de nosotros dispuesto a abrirle la cabeza a garrotazos a cada uno de ellos. Hoy, vamos a tratar de responder a cómo hemos llegado hasta aquí y a cómo tratar de salir. De una pieza, a poder ser. ¿Te gusta kaizen? Apoya el podcast uniéndote a la Comunidad y accede a contenidos y ventajas exclusivas: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/comunidad-kaizen/
Aviso: Jaime en las Ferias del Libro de Madrid y Navarra
Un audio de un minuto para avisarte de que estaré en Madrid y Navarra firmando libros en los próximos días. ¿Te gusta kaizen? Apoya el podcast uniéndote a la Comunidad y accede a contenidos y ventajas exclusivas: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/comunidad-kaizen/
#167 (Español) Frédéric Mazzella: BlaBlaCar, pianistas en el desierto y la teoría de la relatividad de Einstein
(NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/167-espanol-frederic-mazzella-blablacar-pianos-en-el-desierto-y-la-teoria-de-la-relatividad-de-einstein/)Ya sabes que me gusta hacer experimentos y el capítulo de hoy es uno de ellos por muchos motivos. Para empezar, porque es el primero que grabo en inglés y, la verdad, no sé si volveré a hacerlo. Pero para que nadie se pierda he hecho dos versiones: ésta que estás escuchando, en español, y otra en versión original que también deberías tener en tu aplicación de podcasts, así puedes elegir cómo escucharlo.Además, para doblar a mi invitado de hoy he recurrido a una inteligencia artificial para tener dos voces. La mía, doblándome a mí mismo al castellano, y otra que también es la mía, pero que una inteligencia artificial ha convertido —más o menos— en la de una famosa actriz británica, cuyo nombre no diré para evitar problemas. Y así, de paso, se convierte en un pequeño juego para los oyentes, ¡a ver quién adivina a quién pertenece esa voz!Todo este lío tiene dos motivos: el primero, que tengo cierta facilidad para liarme a experimentar cosas y me apetecía ver qué tal funcionaba esto en inglés. El segundo. y mucho más importante, es que el entrevistado creo que lo merecía. Porque Frédéric Mazzella es uno de los emprendedores tecnológicos más importantes de Europa. Es el creador de BlaBlaCar, donde como sabes trabajé, y ha publicado recientemente un libro que acaba de ser editado en España sobre su increíble experiencia. Pero más allá de eso, hablamos de otros muchos temas: de lo que aprendió de la música —porque es un muy buen pianista—, de su época de investigador, de Silicon Valley y hasta de música techno india. Eso, te juro que no me lo esperaba. Dicho todo esto, espero que disfrutes mucho de esta conversación con Frédéric Mazzella. ¿Te gusta kaizen? Apoya el podcast uniéndote a la Comunidad y accede a contenidos y ventajas exclusivas: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/comunidad-kaizen/
#167 (English) Frédéric Mazzella: BlaBlaCar, piano players in the desert and Einstein's theory of relativity
(FULL SHOWNOTES AND LINKS HERE: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/167-english-frederic-mazzella-blablacar-pianos-the-desert-and-einsteins-theory-of-relativity/)If you’ve been listening to kaizen for a while, you probably know I like to run experiments every once in a while. And today's episode is one of those for many reasons. First of all, because this is the first time I record in English, and honestly, I don't know if I will do it again. But to make sure nobody gets lost, I've made two versions: this one, that you're listening to, in English, and another in Spanish, which should be available in your podcast app, so you can choose how to listen to it.In case that wasn’t experimental enough, I decided that for the Spanish version, I would use an artificial intelligence to dub my guest. So, if you listen to that one, you’ll hear two voices: mine, dubbing myself in Spanish, and another one that is also mine but that an artificial intelligence has more or less transformed into the voice of a famous British actress, whose name I won't mention to avoid any problem.Now... you might be asking yourself, why all this mess? Well, for two main reasons: first, I have a knack for experimenting with things, and I wanted to see how this worked in English. The second reason is a much better one: I believe my guest deserved it. Because Frédéric Mazzella is one of the most important tech entrepreneurs in Europe. He is the creator of BlaBlaCar, where, as you know, I worked, and he has recently published a book that has just been released in Spain about his incredible entrepreneurial journey. But beyond that, we talked as well about many other topics: about what he learned from music—because he is a very talented pianist—about his time as a researcher, about Silicon Valley, and even about Indian techno music. I swear, I didn't see that one coming.Having said all that, I hope you enjoy this conversation with Frédéric Mazzella. ¿Te gusta kaizen? Apoya el podcast uniéndote a la Comunidad y accede a contenidos y ventajas exclusivas: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/comunidad-kaizen/
#166 Toma de decisiones (VII): Resolución de problemas - pastores, Steve Jobs y la consultoría
(NOTAS Y ENLACES COMPLETOS DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/166-toma-de-decisiones-vii-resolucion-de-problemas-pastores-steve-jobs-y-la-consultoria/)Una mañana, un pastor salió con su rebaño de ovejas y sus dos perros hacia un prado. Pasadas unas horas, ve acercarse a toda velocidad un coche caro, con las lunas tintadas, que frena bruscamente al llegar a su altura. Del coche baja un tipo vestido impecablemente, traje italiano, camisa perfectamente planchada y zapatos brillantes. Se acerca al pastor y le dice: «señor, le hago una apuesta: si soy capaz de decirle el número exacto de ovejas de su rebaño, me quedo dos de ellas». El pastor, entre atónito y entretenido, se encoge de hombros y acepta la apuesta. Acto seguido, el hombre del traje abre el maletero del coche, saca una antena parabólica con la que se conecta a un satélite y empieza a tomar fotos aéreas del rebaño que después procesa en su ordenador con un programa desarrollado por la inteligencia israelí. 15 minutos después se acerca al pastor y le dice: «tiene usted 172 ovejas»«Es cierto, ése es el número» - responde el pastorOrgulloso, el tipo del traje le dice: «Estupendo. Entonces he ganado la apuesta, me llevo dos ovejas». Y sin esperar la respuesta del pastor agarra a los dos animales más cercanos a él y se encamina al coche.El pastor le mira sonriente y antes de que meta a los animales en el vehículo le dice: «discúlpeme, caballero, pero usted es consultor, ¿verdad?» El hombre se queda asombrado y responde «Efectivamente, ¿cómo lo ha sabido?». – «Bueno, no ha sido demasiado difícil. En realidad lo supe por tres cosas»– «¿Por cuáles?», pregunta el consultor.– «La primera es que ha venido sin que yo le llamara. La segunda es que me dijo algo que yo ya sabía. Y la tercera es que no sabe absolutamente nada de mi negocio, porque lo que se está llevando son dos perros»No nos vamos a engañar: el chiste es malo y la consultoría suele ser un blanco fácil. Espero que me lo perdone cualquier oyente consultor. Yo tengo una relación de amor-odio con la consultoría, quizás más de lo segundo que de lo primero. Sobre el papel me parece que puede ser un trabajo fascinante, pero tengo muchas reservas sobre cómo suele llevarse a cabo. Algunas de ellas son muy parecidas a las que dijo Steve Jobs en una ocasión, cuando dio una charla en el MIT y preguntó al público: «¿Cuántos de vosotros trabajáis en consultoría?» Al ver las manos levantadas, su respuesta fue «Uy, eso es malo», lo que provocó una carcajada entre los asistentes. Y después, al más puro estilo Jobs, se despachó a gusto: «Deberíais hacer algo. No, en serio, no creo que haya nada inherentemente malo con la consultoría. Pero pienso que sin ser el dueño de algo a lo largo de un periodo extenso de tiempo, de al menos unos años, que es cuando tienes la oportunidad de hacerte responsable de tus propias recomendaciones, cuando tienes que ver cómo resultan esas recomendaciones y acumulas cicatrices por los errores cometidos y te levantas de nuevo y te sacudes el polvo cada vez que caes, sin todo eso, sólo aprendes una pequeña fracción de lo que podrías aprender». Dicho todo esto, me parece de verdad que puede ser una profesión fascinante, en la que además trabajan muchas personas enormemente inteligentes y donde se desarrollan herramientas y maneras de pensar que nos vendría muy bien conocer a todos. Es más, el capítulo de hoy lo vamos a dedicar a algunas de esas herramientas para tomar mejores decisiones. Que Jobs nos perdone. ¿Te gusta kaizen? Apoya el podcast uniéndote a la Comunidad y accede a contenidos y ventajas exclusivas: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/comunidad-kaizen/
Q&A: el principio de incertidumbre, hablar a un micrófono, estereotipos de género, el efecto de escribir, ingelitencia, cambio climático, David Deutsch, ikigai, sesgos y México
(NOTAS COMPLETAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUí: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/qa-el-principio-de-incertidumbre-hablar-a-un-microfono-estereotipos-de-genero-el-efecto-de-escribir-ingelitencia-cambio-climatico-david-deutsch-ikigai-sesgos-y-mexico/)¡Nuevo capítulo de preguntas y respuestas! Te decía en el anterior que con aquellas me había puesto al día, pero se me han vuelto a acumular y tengo la sensación de que soy un poco desastre gestionándolas, así que si has mandado alguna y no te respondo en este capítulo ni te he dicho nada por whatsapp, recuérdamelo que lo mismo se me ha traspapelado. Dicho lo cual, la verdad es que este experimento al más puro estilo de los consultorios de aquellas revistas espantosas para adolescentes que había en los 80 y 90, está funcionando sorprendentemente bien y espero que te esté gustavo. Por eso, te animo como siempre a participar no sólo preguntándome a mí, sino respondiendo a las preguntas de otros oyentes o complementando lo que yo diga. Porque a veces, al escuchar algunas preguntas, me es inevitable acordarme de una historia de mis abuelos que me hace bastante gracia. Y es el día de año nuevo del año 2000, cuando todos debatíamos si cambiaba de verdad el milenio o no y si se iba a acabar el mundo por un error informático, los telediarios hicieron el habitual repaso a cómo se había recibido el año en distintas partes del mundo. En una de esas imágenes, salía un japonés hablando a la gente… en japonés, lógicamente. Y por lo que fuera ni pusieron subtítulos ni el locutor explicó nada. Mis abuelos, que por entonces llevarían unos 50 años casados, estaban viéndolo muy atentamente, cuando mi abuela se giró y con toda su inocencia le dijo a mi abuelo: José Antonio, ¿qué dice el japonés?Y mi abuelo, que era un tipo bastante serio y poco dado a decir tacos, le respondió: “¿Y yo qué coño sé, Rosita?”Con perdón, pero eso dijo el hombre. Pues no te negaré que con algunas preguntas se me queda la misma cara que debió poner mi abuelo entonces… lo cual hace todo más divertido. Pero, como te decía, aunque yo tenga el morro suficiente como para aventurarme a responder casi cualquier pregunta, eso no significa que tenga buenas respuestas a todas.Así que no te cortes en mandar tus audios ya sea con tus preguntas o complementando o corrigiendo mis respuestas. ¿Te gusta kaizen? Apoya el podcast uniéndote a la Comunidad y accede a contenidos y ventajas exclusivas: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/comunidad-kaizen/
#165 El arte de vivir - Montaigne (II): costumbres, brujas y libertades
(NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/165-el-arte-de-vivir-montaigne-ii-costumbres-brujas-y-libertades/)Bueno, pues volvemos a Montaigne. Retomamos hoy sus enseñanzas sobre cómo vivir, sacadas de ese estupendo libro que se titula así: «Cómo vivir. O una vida con Montaigne en una pregunta y veinte intentos de respuesta» de Sarah Bakewell. Y es que el libro, los Ensayos de Montaigne y el propio Montaigne dan para mucho. En el capítulo anterior repasamos aproximadamente el primer tercio del libro, pero lo hicimos muy por encima no te voy a engañar. Es un libro denso con infinidad de enseñanzas de las que yo elegí unas pocas nada más, porque de lo contrario la turra habría sido de las que hacen época. Lo mismo va a suceder con el de hoy y en el tercer capítulo que necesitaremos para cerrar esta mini-serie sobre este personaje tan especial. Así que te animo a tomártelos así, como un resumen necesariamente limitado. Y si te gusta lo que oyes, ármate de valor y lee el libro, aunque sea un pequeño tocho y pueda imponer un poco a priori. Hazlo a ratitos si es necesario, porque es denso, pero creo que realmente merece la pena. Dicho esto, por si no escuchaste el capítulo anterior, sólo te recuerdo que el libro de Bakewell es su búsqueda de 20 respuestas a esa pregunta de «cómo vivir» en la obra de Montaigne; un tipo que nació hace casi cinco siglos, pero que todas las generaciones que lo han leído desde entonces han creído que les hablaba a ellas. De alguna manera, sus vivencias y lecciones son tan humanas y a veces tan contradictorias que siempre encontramos formas de identificarnos con ellas. Ese «cómo vivir» no sólo trata de la ética o la moralidad, sino que significa cómo llevar una buena vida, una que aprovechemos y que merezca la pena, para nosotros y para el resto. En el primer capítulo hablamos básicamente de cómo él entendía que la mejor forma de vivir era despreocupándose de la muerte porque, cuando nos llegue, la naturaleza nos guiará por ese camino. Hablamos también de cómo Montaigne era completamente consciente de que nuestra perspectiva sobre el mundo está limitada y sesgada y de cómo no debemos confiar demasiado en lo que creemos saber. Nos asomamos a la rara forma que tuvieron de criarle, alejado de su familia al nacer y, después, con la extraña regla de que sólo podían hablarle en latín. Hablamos de su relación con los libros, de la importancia de leer mucho pero de no poner a los autores, por importantes que sean, en un pedestal. De no comprarles todo el pescado, vamos; y de afrontar la lectura como una conversación con ellos, pensando en qué estamos de acuerdo y en qué no. Y hablamos también de vivir con atención, con una curiosidad que nos lleve a querer saber más sobre el mundo incluso aunque comprendamos que nos es imposible comprenderlo del todo. Y a la vez de cómo apoyarnos en el estoicismo, el epicureismo o el escepticismo para lidiar con los vaivenes de la vida.Bien, pues hoy vamos a seguir viendo algunas ideas más sobre cómo vivir. Y en nuestro recorrido vamos a revisar algunas partes más inspiradoras de Montaigne y otras mucho más criticables porque, nos guste o no, todas forman parte de la naturaleza humana. Empezando por una respuesta muy curiosa a la pregunta de cómo vivir: ten una habitación privada en la trastienda. ¿Te gusta kaizen? Apoya el podcast uniéndote a la Comunidad y accede a contenidos y ventajas exclusivas: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/comunidad-kaizen/
BONUS: Presentación de «La realidad no existe»
Grabación completa del evento de presentación de «La realidad no existe», con público y con Itziar García ejerciendo de maestra de ceremonias en lo que fue una presentación galáctica. O lunática. Bueno, espacial seguro, ya verás por qué. ¿Te gusta kaizen? Apoya el podcast uniéndote a la Comunidad y accede a contenidos y ventajas exclusivas: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/comunidad-kaizen/
#164 Marta Fernández: mentiras, Rothkos y un soneto erótico casi mortal
(NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/164-marta-fernandez-confesiones-embarazosas-mentiras-valientes-y-un-texto-erotico-casi-mortal/)La entrevista de esta semana es seguramente diferente a la mayoría de las que he hecho hasta ahora. Por distintos motivos, además.El primero es que esta grabación fue una especie de experimento porque tenía muchas ganas de retomar las entrevistas presenciales, porque creo que se genera una química especial. Aunque, dado que ahora en mi casa manda una pequeña dictadora, que no respeta mucho los horarios ni los silencios necesarios para grabar un podcast, hacerlo era un poco reto. Así, confieso que le eché un poco de morro y pregunté en twitter si alguien me dejaría un espacio para grabar y resulta que la gente es maravillosa. Me ofrecieron como 10 o 12 sitios en Madrid y algunos más fuera. Muchas gracias desde aquí a todos y, en especial a mi admirado José Luis Antúnez, porque a través de él surgió la posibilidad de grabar donde acabamos haciéndolo: en el Instituto Tramontana, uno de los lugares más especiales que conozco. Allí se respira el gusto por el diseño y la comunicación en cada rincón. Así que para allá me fui yo con la grabadora, los micros, trípodes y un par de móviles; porque el experimento consistía también en grabarlo en vídeo. Y creo que ha quedado inesperadamente bien para ser la primera vez que lo hacía así. Si te animas a verlo en YouTube ya me contarás. Pero esta entrevista es diferente también por otra razón. Por lo general, cuando invito a alguien al podcast tengo bastante claro por qué lo hago y de qué quiero que charlemos. En esta ocasión, sin embargo, de lo único de lo que estaba seguro era de que me apetecía hablar con mi invitada, aunque no sabía muy bien sobre qué. Si no sabía cómo abordar la conversación fue, en parte, por una anécdota muy tonta que le cuento al principio de nuestra charla y que no te voy a desvelar aún. Pero, sobre todo, el motivo por el que no tenía claro cómo enfocar la charla era que Marta Fernández no es fácilmente clasificable. Porque la primera tentación es, sin duda, hablar con ella de su experiencia en los medios. ¿O no querrías tú hacerle preguntas a una persona que ha estado más de 20 años trabajando en algunos de los principales informativos de España? Marta fue la cara visible de los informativos de CNN+, Cuatro y Telecinco y tuvo que dar noticias de todo tipo, incluídos algunos momentos fundamentales de nuestra historia moderna, como los atentados del 11S, y otros que son fundamentales para mí y cuatro más, como la demanda que las empresas de autobús puso a BlaBlacar. Por dar, Marta llegó a dar hasta unas campanadas de fin de año. Y, sin embargo, por apasionante que pueda ser ese mundo periodístico y televisivo, creo que la Marta más interesante no es esa. Porque hay otra. O, mejor dicho, hay otras muchas. Detrás de quien nos contaba las noticias estaba, para empezar, una escritora. Alguien que necesita escribir para ser ella misma y que lo ha hecho en libros y en artículos de los que se desprende un enorme amor por la literatura, el cine, la música y el arte, en general. Su último libro, además, se titula La mentira y lo ha dedicado a historias de grandes mentirosos y embaucadores. Entre otros, curiosamente, aquel Gregor McGregor del que te hablé en el capítulo 152, en la que es una de mis historias de timos e irracionalidad colectiva favorita. En el mundo de las mentiras, de los cobardes, de la escritura, de los medios, de nuestros recuerdos de adolescencia y en otras muchas cosas nos sumergimos en nuestra charla. Incluso, a lo largo de la conversación con Marta yo hago un par de confesiones un poco embarazosas, que quise mantener en secreto para ella hasta que habláramos, para ver cómo reaccionaba durante la entrevista y de las que nos reímos juntos. Ahora, dicho todo esto, vamos a lo importante de verdad: espero que disfrutes mucho de esta conversación con Marta Fernández. ¿Te gusta kaizen? Apoya el podcast uniéndote a la Comunidad y accede a contenidos y ventajas exclusivas: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/comunidad-kaizen/
#163 Modelos mentales 19: Reflexividad - Soros, retretes óptimos y corredores sin límites
(NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/163-modelos-mentales-19-reflexividad-soros-retretes-y-atletas/)Te confesaré que escribir la introducción del capítulo de hoy ha sido todo un reto. Porque sabía a dónde quería llegar, pero no cómo darle coherencia. Y lo primero que se me ha ocurrido es un meme. Uno que seguramente has visto alguna vez, una especie de cómic que circula por las redes sociales, en el que en la primera viñeta aparece un hombre, de espaldas, orinando tranquilamente a solas en el último de una larga fila de retretes. Bueno, no, no son retretes, son urinarios o mingitorios —que descubrí hace tiempo que se llaman así esos que son de pie, los típicos de los baños masculinos y me parece una palabra maravillosa. Aunque en un capítulo de Nadie Sabe Nada, Berto y Buenafuente les dieron un nombre incluso mejor, más… creativo. Pero no me atrevo a repetirlo aquí, así que lo dejaremos en el aire para los aficionados a los podcasts o para quienes lo busquéis en las notas del capítulo. Volviendo a nuestro meme, está el tipo desaguando tan a gusto cuando en la segunda viñeta se ve aparecer por la derecha a otro hombre que camina hacia él. En la siguiente está aún más cerca, hasta que finalmente se pone a utilizar justo el urinario contiguo al que ya estaba ocupado. Ladea la cabeza y dice algo que es cada vez distinto, según el meme, pero que siempre promete ser el comienzo de lo que técnicamente se llama una chapa monumental. Algo, como, por ejemplo: «¿Te he dicho que tengo un podcast?». Cuando yo era estudiante —antes de ayer o en un tiempo muy muy lejano, dependiendo de a quién le preguntes—, y seguramente como parte de eso que ahora se llama la masculinidad frágil, había una regla no escrita sobre los baños masculinos que un amigo mío resumió en cierta ocasión como: se deben utilizar sólo los impares y si están todos ocupados, te esperas a que se libere uno. Así que se ve que a los hombres este tema tan absurdo de los baños públicos nos preocupa bastante más de lo que debiera. Una prueba más es que hace un tiempo, una persona respetable que ha pasado por este podcast, Samuel Gil, escribió un tweet que decía: «Alguien tiene que desarrollar una estrategia óptima según la teoría de juegos sobre qué retrete se debe elegir en un sitio público. ¿Primero, último, uno del medio? Sin mirar, claro» Y lo entiendo perfectamente, uno nunca sabe qué se va a encontrar detrás de la puerta.Pero da la casualidad de que, poco antes, el propio Samuel había escrito algo bastante más serio en su newsletter, Suma Positiva, sobre un tema más relacionado con esto de lo que parece —precisamente el tema del que vamos a hablar hoy. Y así se lo dije. Porque había un problema con su pregunta: si alguien desarrollaba esa estrategia óptima sobre qué lugar elegir y la daba a conocer, todo el mundo iría a ese retrete y volveríamos a estar en el punto de partida. Así que si se encontraba esa solución, habría que mantenerla en secreto, sólo al alcance de unos pocos privilegiados para que siguiera siendo óptima. A lo que, yo creo que sin ser consciente del energúmeno que tenía enfrente, Samuel me respondió que «eso se merecía un kaizen»Y aquí estamos, en una demostración más de mi facilidad absoluta para enredarme con cualquier tema por estúpido que parezca, hablando de urinarios y retretes públicos. ¿A qué jamás lo hubieras imaginado? Pues yo tampoco, pero me he dado cuenta de que mucho de lo que hago es el resultado de decisiones poco meditadas que no tienen más motivo que el de echarme unas risas. Verás cuando te cuente cómo me hice amigo de mi querida Itziar García… pero esa es una historia para otro día. Porque detrás de todo este rollo aparentemente estúpido sobre el retrete óptimo a elegir, hay un concepto fascinante que es fundamental en muchos ámbitos de la vida. Hoy retomamos los modelos mentales y lo hacemos con un especial sobre la reflexividad. ¡Toma ya! ¿Te gusta kaizen? Apoya el podcast uniéndote a la Comunidad y accede a contenidos y ventajas exclusivas: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/comunidad-kaizen/
#162 La estructura del mundo (VIII): ¿Cuál es nuestro problema?
(NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/162-la-estructura-del-mundo-viii-cual-es-nuestro-problema/)De niño fui muchas veces al Museo del Prado; algunas con el colegio y otras con mis padres. Por aquel entonces, yo, sinceramente, puestos a ir a un museo lo que prefería era ir al de Ciencias Naturales y ver los dinosaurios. O, mejor aún, quedarme en casa jugando a la consola. No sé si a pesar de o precisamente por haberme criado rodeado de cuadros, lo de pasar la mañana recorriendo salas con más cuadros no me parecía lo más divertido del mundo. Aunque reconozco que siempre encontraba alguno que me llamara la atención. Es más, había una sala entera que me producía una mezcla de miedo y fascinación. Ya sólo el nombre de la sala, que lo recuerdo escrito en una pared oscura —aunque vete tú a saber si me lo he inventado— me parecía inquietante: Las pinturas negras de Goya. Aquello no se parecía a casi nada de lo que había en el resto del museo. En un cuadro, veías a unos viejos casi esqueléticos comiendo sopa; en otro un aquelarre, con unas caras deformadas rodeando a un demonio con forma de macho cabrío. No te daba tiempo a recuperarte del susto cuando girabas las cabeza y te encontrabas frente a frente con Saturno, con los ojos fuera de sus órbitas, devorando a su hijo; en una imagen que podría perfectamente estar sacada de una película de terror o de los dibujos de El Ataque de los Titanes. Aquello era una experiencia.Entre esos cuadros había uno, quizás menos aterrador por la temática, pero que transmitía una sensación difícil de explicar. Dos hombres, aunque a mí me parecían dos gigantes, aparentemente enterrados hasta las rodillas en barro, luchan el uno frente al otro en un duelo a garrotazos. Seguramente tengas la imagen en la cabeza, es muy conocido. El cuadro en sí tiene una historia peculiar porque, como todos los demás de esa sala, no era un cuadro originalmente, sino que fueron pinturas que Goya hizo en las paredes de la Quinta del Sordo —la casa que tenía a las afueras de Madrid. Y al parecer al retirarlo de la pared se perdieron cosas, como la hierba que se cree que Goya pintó a los pies de los dos hombres. Es decir, que no estaban enterrados en barro. Pero ese defecto hace que la imagen sea aún más salvaje, más animal. Porque te decía que transmitía una sensación difícil de explicar. Y en parte es eso: transmite algo salvaje. Transmite movimiento y violencia. Pero creo que por encima de todo transmite una verdad eterna. La de que los humanos, a veces, tenemos tendencias salvajes que pueden llevarnos a matarnos a garrotazos hundidos hasta las rodillas en el barro.Sí, no es la manera más alegre de empezar el capítulo, pero es que hoy vamos a hablar de temas farragosos.Hace tiempo que no dedicamos un capítulo a eso que me dio por llamar La estructura del mundo, esas ideas que pueden ayudarnos a descifrar cuáles son los hilos que tejen cómo funcionan las cosas en la sociedad o en el mundo en general. En esta serie, hemos hablado de historia, de economía y hasta de geopolítica. Y ha habido una idea recurrente, que se ha repetido en casi todos los capítulos, porque es otra de esas obsesiones que tengo: mi sensación de que estamos en una bisagra de la historia, en un momento de esos en los que todo cambia. Aunque también te he dicho más de una vez que sospecho que muchas generaciones sintieron lo mismo, que todos tendemos a pensar que vivimos tiempos importantes.En mi caso, sigo buscando pistas de si es así, por qué sucede y hacia dónde nos lleva. Por el camino hemos hablado de cosas tan distintas como un posible nuevo orden mundial, la descentralización y los individuos soberanos, la inteligencia artificial o la búsqueda de la inmortalidad. A muchos de esos temas y a otros similares volveremos, pero me gustaría detenerme hoy en algo quizás menos exótico, pero más cercano: ¿en qué momento estamos ahora? Si esa sensación que a veces podemos tener de que nuestras sociedades occidentales están funcionando peor o de que nuestras democracias o sistemas económicos dan señales de agotamiento… ¿cuál es nuestro problema?Afortunadamente, no tengo que buscar la respuesta yo solo, porque no sé si la encontraría. Pero alguien de quien te he hablado en varias ocasiones ha escrito un libro que puede servirnos muy bien de base. El autor es Tim Urban, creador del maravilloso blog Wait But Why, y su libro se llama así, What’s our problem?, es decir ¿cuál es nuestro problema?, pero me parece que no lo han traducido al castellano. Él dice que es un libro de autoayuda para sociedades y, aunque está muy centrado en Estados Unidos, vamos a intentar generalizarlo para ver qué puede aplicarse a cada uno de nuestros sufridos países. ¡Venga, vamos todos al diván! ¿Te gusta kaizen? Apoya el podcast uniéndote a la Comunidad y accede a contenidos y ventajas exclusivas: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/comunidad-kaizen/
#161 El arte de vivir (I): Montaigne, Ramón el vanidoso y un montón de griegos
(NOTAS COMPLETAS Y ENLACES DEL PODCAST AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/161-el-arte-de-vivir-i-montaigne-ramon-el-vanidoso-y-un-monton-de-griegos/)Si llevas tiempo escuchándome, sabes que siempre he tenido cierto síndrome de Peter Pan. O más bien algo de vértigo ante la velocidad a la que pasa mi vida. No debo ser el único, ni debe ser algo moderno, ni únicamente occidental, porque pocos temas se han repetido tanto en la historia de la humanidad como las reflexiones sobre el arte de vivir. Haz la prueba, busca en Google o en Amazon simplemente eso, “el arte de vivir” y de pronto te encontrarás casi infinitas obras clásicas y modernas de muy distinto pelaje. Desde Séneca al Dalai Lama, de Krishnamurti a Schopenhauer, de El arte de vivir en soledad a El arte de vivir en pareja, de hacerlo con sencillez o de hacerlo sin miedo. Por salirme, me ha salido hasta una biografía ilustrada de Lola Flores. Esa no la vi venir.Pero, ¿por qué vivir es un arte? El arte es un concepto que tiene infinitas definiciones. Las más habituales tienen que ver con usar la creatividad y la imaginación para crear obras bellas o que expresen sentimientos. Pero, otra forma de verlo, es a través de su naturaleza. La naturaleza del arte es una en la que no hay reglas definidas. No hay una única forma de hacer buen arte, ni la misma manera gusta a todo el mundo. Es más, siempre se pueden encontrar nuevas formas de hacer arte. Decía Susan Sontag que el arte es una forma de consciencia, una manera dinámica de contemplar. Por eso, vivir es también un arte. Porque no hay reglas definidas, ni realmente universales, y porque las decisiones que tomamos en nuestra vida son la forma en la que expresamos nuestras conclusiones de contemplar lo que nos pasa. Que sea un arte, no significa no significa que no podamos aprender de todos aquellos que se obsesionaron sobre el tema antes; igual que un artista puede aprender e inspirarse con otros artistas tan diferentes como Velázquez, El Bosco, Warhol o Kandinsky. O Lola Flores, por supuesto. Hoy retomamos la serie de diseño vital —esa que en temporadas anteriores usamos para buscar ideas que aplicar en nuestra vida— y lo hacemos para sumergirnos en algunas reflexiones, actuales y clásicas, sobre cómo vivir. Seguramente nos lleve algunos capítulos, no sé cuántos. Aunque, bien pensado, puede llevar toda una vida. ¿Te gusta kaizen? Apoya el podcast uniéndote a la Comunidad y accede a contenidos y ventajas exclusivas: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/comunidad-kaizen/